La pirámide de Sahura en Abusir, Egipto, se alza como un enigma arqueológico, un tesoro oculto en el tiempo que desafía la curiosidad de investigadores de la Universidad Julius Maximilians de Wurzburg en Alemania.
Con el ardiente deseo de desvelar los secretos que sus vetustos muros resguardan, esta audaz misión se embarcó en una travesía para desentrañar los misterios que yacen detrás de su imponente construcción.
En el vasto escenario de las construcciones y la cultura egipcia, en donde la trascendencia se funde con el misterio, esta historia se desplegó como un capítulo inesperado en medio de la rutina de la investigación. Un equipo de científicos se aventuró en el interior de la pirámide y se encontró con un descubrimiento sin parangón en la historia: ocho compartimientos secretos, inexplorados durante milenios, se alzaban hasta una asombrosa altura de 47 metros.
El objetivo primordial de los investigadores de la Universidad de Julius Maximilians de Wuzrburg era, en un principio, garantizar la estabilidad de la pirámide, evitar su colapso en el paso del tiempo. Para lograrlo, se valieron de la tecnología láser 3D, que, con precisión meticulosa, creó mapas detallados sin invadir la intimidad de la pirámide. Los láseres revelaron los pasillos y cámaras interiores de esta ancestral maravilla arquitectónica.
Mientras exploraban las entrañas de la pirámide de Sahura, estos intrépidos arqueólogos hicieron un descubrimiento extraordinario. Ocho compartimentos secretos, cuyos susurros habían permanecido sepultados en las sombras del pasado, surgieron ante sus ojos. Aunque los estragos del tiempo habían desgastado la parte norte y sur de estos misteriosos espacios, aún podían vislumbrarse los vestigios de las paredes originales y partes del suelo, testimonios silenciosos de un tiempo inmemorial.
Los investigadores compartieron su asombro ante el hallazgo: "Se espera que el descubrimiento y restauración de los almacenes revolucionen la visión del desarrollo histórico de las estructuras piramidales y desafíen los paradigmas existentes en este campo". La pirámide de Sahura, una joya de la arquitectura antigua de Egipto, se encuentra en Abusir, y data de hace aproximadamente 4500 años, durante la quinta dinastía del faraón Sahura.
Este monumento, rodeado por un complejo que incluye una pirámide central y un templo funerario construido con basalto negro, arenisca roja y caliza, deslumbra con muros adornados por diez mil metros cuadrados de bajorrelieves. Sin embargo, las fuerzas de la naturaleza y el tiempo han impedido que sus interiores sean transitables, a excepción de exploraciones científicas. Por tanto, el descubrimiento adquiere un significado trascendental.
Las construcciones egipcias a menudo adquieren múltiples nombres según los faraones que las construyeron o a quienes se dedicaron. En este caso, esta edificación, que ha resistido los embates del tiempo durante más de 4400 años, recibe las denominaciones de Neferirkara, Ranrefereg y Sahura, según la corriente arqueológica.
A pesar de que las pirámides posteriores pueden ser más imponentes en tamaño, la pirámide de Sahura se erige como un pionero, un eslabón entre las medianas y las gigantes. Su creación, en honor al rey que gobernó durante la Quinta Dinastía alrededor del 2500 a.C., fue una hazaña monumental.
Aunque su base mide modestos 78 metros de superficie y su altura alcanza los 47 metros, en su interior se despliegan cuartos funerarios y pasajes, con subidas y descensos acentuados, que culminan en la tumba principal. Pero más allá de su arquitectura, son los jeroglíficos y las inscripciones, junto con los objetos, los que permiten fechar la época de cada pirámide. La pirámide de Sahura, al margen de su modesto tamaño, sobresale por la preservación de su estructura original, un testimonio tangible de la grandeza de una civilización perdida en el tiempo.