En el vasto escenario del mundo, yacen los vestigios de civilizaciones que siguen desafiando a los eruditos más avezados. Entre estos enigmas, se erige Puma Punku, un conjunto de estructuras misteriosas y extrañas que han dejado al mundo sumido en un mar de interrogantes.
¿Quiénes fueron los artífices de estas inusuales construcciones? ¿Cómo lograron los antiguos habitantes de Puma Punku elevar estas monumentales piedras y erigir sus singulares monumentos? Algunos sugieren que su pueblo desapareció, llevándose consigo sus secretos, mientras otros especulan que pudo haber sido obra de una civilización de origen extraterrestre.
Este enigma nos envuelve en un torbellino de misterio y controversia. A pesar de todas las preguntas, aún no hemos hallado una respuesta definitiva. ¿Es Puma Punku un producto de una avanzada civilización antigua o posee una explicación de origen extraterrestre?
El episodio que hoy abordamos gira en torno a un antiguo sitio arqueológico, cuyos habitantes siguen siendo un enigma, y cuya arquitectura ha dejado perplejos a muchos científicos.
En nuestro vasto mundo, las civilizaciones antiguas siguen asombrándonos. Cada intento por desentrañar los misterios de una civilización conduce a nuevas incógnitas por resolver. En esta ocasión, nuestro viaje nos lleva a Sudamérica, específicamente a Bolivia, donde descubriremos la misteriosa civilización de Tiahuanaco y sus antiquísimas reliquias.
Puma Punku se erige como un fenómeno arquitectónico sin igual, cuyo centro de influencia se encuentra en la majestuosa cordillera de los Andes. Estudios recientes han confirmado que los Tiahuanaco precedieron a la civilización inca por al menos 500 años. Además, se ha descubierto que eran uno de los pueblos más antiguos en esta región que realizaban sacrificios a sus deidades.
Este hallazgo fue revelado gracias a una investigación conjunta entre el Centro de Arqueología Marina de Oxford y el Instituto para el Estudio Avanzado de la Cultura y el Medio Ambiente de la Universidad de Florida. Durante una expedición en 2013, un equipo de buceo descubrió tesoros sumergidos bajo los sedimentos del Lago Titicaca en Bolivia. Entre estos tesoros se encontraban vasijas para quemar incienso en forma de leopardos y antiguos adornos de oro. También se hallaron anclas de antiguas embarcaciones, así como evidencia de huesos distintos a los de peces y anfibios que habrían vivido en el lago. Estos huesos se identificaron como pertenecientes a llamas domesticadas, lo que respaldó la hipótesis de que estas reliquias eran ofrendas a las antiguas deidades.
Sin embargo, a pesar de estos hallazgos, no hay registros escritos que documenten la historia de esta civilización, lo cual es considerado inusual y ha llevado a la suposición de que carecían de un lenguaje propio. Las dataciones sobre la antigüedad de esta civilización varían a lo largo de la historia, y no se ha llegado a un consenso definitivo.
Puma Punku, el sitio arqueológico en cuestión, es un enigma sin parangón. A este lugar se le atribuye una puerta del sol, tallada en una enorme piedra que los arqueólogos afirman fue desplazada de su ubicación original. Esta piedra fue encontrada en posición horizontal por exploradores europeos en 1800 y posteriormente instalada en su ubicación actual. La puerta presenta signos de daño deliberado, visible en una grieta en la parte superior derecha del arco, que los científicos han confirmado que no fue causado por factores climáticos. Además, las inscripciones en la puerta son notables, con hasta 48 símbolos, incluyendo 32 rostros humanos y 16 cabezas de cóndores, apuntando en la dirección de la figura del ave sagrada. La figura central emana 24 rayos, posiblemente en referencia al sol o la deidad creadora de los Tiahuanaco, Viracocha.
Otro misterio es el llamado "Muro de los Rostros", cubierto de tallas en piedra de rostros humanos con variados rasgos y composiciones, como si representaran distintas personalidades o razas del mundo. La pregunta de cómo los habitantes de esta civilización lograron tallar estos rostros y su significado sigue sin respuesta.
No obstante, lo más asombroso de esta civilización radica en Puma Punku, un sitio inacabado en forma de la letra T, construido con enormes piedras de más de cien toneladas cada una. Estas piedras presentan cortes y uniones tan precisas que incluso hoy en día resulta imposible insertar una hoja entre ellas. La técnica utilizada para apilar y unir estas piedras sigue siendo objeto de debate en la comunidad científica. Algunos sugieren el uso de aleaciones de cobre, otros plantean la posibilidad de mezclas de arena, barro y grava, mientras que existen teorías que hablan de tecnología avanzada que escapa a nuestra comprensión.
El misterio se profundiza cuando consideramos que muchas de estas piedras son granitos macizos, que no podrían haber sido talladas con las herramientas tradicionales de las civilizaciones antiguas. Las canteras de arenisca roja más cercanas se encuentran a diez kilómetros de Puma Punku, y el sitio se alza a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar en la cima de los Andes. ¿Cómo los antiguos habitantes de esta civilización lograron transportar estas enormes piedras hasta semejante altitud? Las teorías varían desde el uso de pestillos de madera móviles hasta poleas hechas con piel de llama, pero ninguna de ellas ha sido confirmada.
La ausencia de respuestas concretas ha llevado a teorías que sugieren que seres extraterrestres pudieron haber asistido a los Tiahuanaco en la construcción de Puma Punku. Estas teorías, sin embargo, enfrentan una fuerte oposición en la comunidad científica.
Así, Puma Punku sigue siendo un enigma sin resolver, un lugar de misterio y maravilla donde la historia parece comenzar de nuevo con cada descubrimiento.