Con imponentes símbolos que evocan majestuosidad y poder, dioses y faraones míticos, así como grandes inventos tecnológicos que transformaron el curso de la historia, nos hemos acostumbrado a contemplar a Egipto y Sumer como las civilizaciones más antiguas y avanzadas de la historia. Sin embargo, las investigaciones científicas más recientes sugieren que entre Pakistán e India, se encuentra una enigmática civilización antigua anterior incluso a estas dos impresionantes culturas.
Conocida como Harappa, o la civilización del Valle del Indo, los estudios indican que esta civilización, enclavada entre el misterio y la grandiosidad, data de unos asombrosos 8.000 años, superando en antigüedad incluso a los sumerios. Su ciudad más célebre, Mohen Yodaro, constituye un ejemplo vívido de un centro urbano avanzado, con sistemas de alcantarillado, redes viales, moradas meticulosamente organizadas, agricultura y expresión artística, entre otras maravillas.
A pesar de los conocimientos acumulados sobre estos antiguos pobladores, la civilización de Harappa persiste como uno de los enigmas más fascinantes de la historia. Su escritura permanece indecifrada, su planificación urbana y sistemas de irrigación sobrepasan incluso a las ciudades modernas de la India, y su desaparición abrupta sigue envuelta en una neblina de incertidumbre.
En un estudio publicado en la revista Zone, investigadores de la Sociedad Arqueológica de India analizaron pruebas de datación por radiocarbono en fragmentos de cerámica y huesos de animales en Invirrana, un asentamiento a 200 kilómetros al noroeste de Nueva Delhi. Establecieron que este asentamiento tiene al menos 8.000 años, colocando a la civilización de Harappa mil años por delante de las antiguas civilizaciones egipcia y sumeria.
Este descubrimiento redefine por completo nuestra percepción de los asentamientos urbanos en la antigüedad. Además, arroja luz sobre las diferentes etapas de desarrollo de la civilización de Harappa, desde su surgimiento hasta su cenit alrededor del 3.000 a.C., seguido por su declive y misteriosa desaparición.
El Profesor Anindya Sarkar, del Departamento de Geología y Geofísica del Indian Institute of Technology Kharagpur, subraya la relevancia de este hallazgo: "Nuestro estudio retrocede la antigüedad hasta el octavo milenio antes del presente y tendrá implicaciones significativas para la evolución de los asentamientos humanos en el subcontinente indio".
Datos adicionales revelan que en su apogeo, la enigmática civilización de Harappa albergó a más de 5 millones de habitantes, una cifra asombrosa para la época. En comparación, la civilización sumeria, con una población estimada de alrededor de 1.5 millones, queda eclipsada. La primera pista sobre esta civilización perdida se encontró con el descubrimiento de la ciudad perdida de Harappa en 1921, dando nombre a la civilización que hoy conocemos como Harappana. Desde entonces, se han identificado más de 1.512 ciudades y asentamientos, siendo Mohen Yodaro una de las joyas destacadas. Aunque las ruinas se avistaron por primera vez en 1911, las excavaciones arqueológicas a cargo de Sir John Marshall, director general del Servicio Arqueológico de la India, se llevaron a cabo desde la década de 1920 hasta la de 1930. A pesar de su sombrío nombre, "Montículo de los Muertos", la ciudad destaca como el primer gran centro urbano del subcontinente indio, revelando un desarrollo urbanístico impresionante. Con sus habitantes maestros en urbanismo, metalurgia, agricultura y escritura, Mohen Yodaro se convirtió rápidamente en el epicentro de la civilización de Harappa.
A pesar de la intrigante etiqueta que sugiere un destino funesto, la ciudad se erige como un testimonio de planificación avanzada, con viviendas organizadas en cuadrículas que incluyen cocinas, salas de estar, dormitorios, patios y sistemas de drenaje, evocando la modernidad de las estructuras contemporáneas.
Lo más destacado de la civilización del Valle del Indo es su innovador sistema de gestión del agua, mucho antes de lo que los romanos lograron con sus famosos baños alrededor del 70 a.C. La ciudad contaba con más de 700 pozos y un sistema de alcantarillado que permitía la armoniosa circulación del agua, mientras que el Gran Baño, con sus 80 metros cuadrados, demuestra un conocimiento avanzado en el control del agua y la higiene. Este enfoque pionero en la planificación y la gestión del agua evidencia la singularidad y adelanto de la civilización de Harappa.
Aunque las ruinas de Mohen Yodaro fueron inicialmente descubiertas en 1911, fue en la década de 1920, bajo la dirección de Sir John Marshall, que se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas más sistemáticas. A pesar de su ominoso nombre, "Montículo de los Muertos", la ciudad destaca como el primer gran centro urbano del subcontinente indio, revelando un desarrollo urbanístico impresionante. Con sus habitantes maestros en urbanismo, metalurgia, agricultura y escritura, Mohen Yodaro se convirtió rápidamente en el epicentro de la civilización de Harappa.
Aunque las ruinas de Mohen Yodaro fueron encontradas por primera vez por un grupo de arqueólogos en 1911, las excavaciones arqueológicas profesionales se llevaron a cabo desde la década de 1920 hasta la década de 1930 por Sir John Marshall, el director general del servicio arqueológico de la India. Al principio los arqueólogos no sabían como llamar a la ciudad, pero después de que sus excavaciones descubrieron muchos esqueletos extraños que ya hacían dispersos en calles y casas, terminaron nombrándola Mohen Yodaro, que significa "montículo de los muertos". A pesar de su sombrío nombre, la ciudad se destaca como el primer gran centro urbano del subcontinente indio y su sofisticado desarrollo es bastante impresionante. Los habitantes de esta ciudad no solo sabían urbanismo, sino que también eran expertos en metalurgia, agricultura y escritura, lo que demuestra la avanzada naturaleza de la civilización de Harappa.
Este centro urbano estaba organizado en cuadrículas, con viviendas que incluían cocinas, salas de estar, dormitorios y patios, evidenciando una organización urbana que se asemeja a la de las ciudades modernas. Además, el sistema de drenaje de Mohen Yodaro, que consistía en alcantarillas y pozos, sugiere una planificación avanzada en la gestión del agua y el saneamiento. Este enfoque pionero en la planificación y la gestión del agua evidencia la singularidad y el adelanto de la civilización de Harappa.
El descubrimiento de la antigüedad de la civilización de Harappa, que la sitúa al menos mil años antes que las antiguas culturas egipcia y sumeria, redefine nuestra comprensión de la evolución de los asentamientos humanos en el subcontinente indio. Este hallazgo destaca la necesidad de una revisión en profundidad de las narrativas históricas y arqueológicas, cuestionando y ampliando nuestras percepciones arraigadas sobre el desarrollo humano en la antigüedad. La civilización de Harappa emerge de las sombras del pasado, exigiendo una atención renovada y una comprensión más profunda de su legado perdido en los anales de la historia.