Hoy, estamos en un momento crítico, plenamente conscientes de estar desentrañando un pasado que durante mucho tiempo estuvo oculto y distorsionado con el propósito de dificultarnos el acceso a nuestra auténtica naturaleza.
La Biblia, lejos de ser una fuente inmutable de verdades, se alza como un compendio plagado de contradicciones y engaños. Se trata de un libro imperfecto, carente de la credibilidad que una vez le atribuyeron.
Más allá, aquellos que amenazaron a la humanidad con la condena por el mero acto de agregar o suprimir una coma, curiosamente fueron los mismos individuos que, con su propia pluma, alteraron su contenido. A lo largo de la historia, su influencia ha sido el velo que obstaculizó el escrutinio profundo y exhaustivo de cada uno de los libros, en especial del Antiguo Testamento. De este modo, han logrado mantener en sombras al auténtico Creador.
Nuestro anhelo es que la luz de la conciencia suprema ilumine nuestras mentes en medio de la densa oscuridad que aún envuelve a quienes permanecen adormecidos. Este deseo no solo implica el despertar de nuestra especie, sino también la esperanza de no repetir una historia lúgubre.
Reflexionemos, entonces, acerca del mal llamado "Pecado Original". Según nuestra perspicaz opinión, dicho pecado se fundamenta en el mito del árbol de la ciencia del bien y del mal. Jesús, con firmeza, proclamó la inexistencia de tal pecado original.
Cuando se traduce la Biblia desde su lengua original, descubrimos que no existe un árbol prohibido ni una fruta prohibida. Más bien, se nos habla del momento preciso en que la humanidad comenzó a discernir entre lo correcto y lo incorrecto. Sin embargo, los traductores de la Biblia, con astucia, otorgaron una interpretación sesgada para encajarla en su teología, atribuyendo el título de Dios a un grupo de seres inteligentes conocidos como Elohim. En su seno, hubo desacuerdos y divisiones respecto al destino de la humanidad, lo que llevó a la adopción de un grupo de Anunnakis, considerados falsos dioses en su tiempo, en un intento de consolidar una religión monoteísta. Esto contrasta con la verdad, que se vislumbra en las antiguas tablillas sumerias de las cuales la Biblia fue copiada de manera defectuosa.
Las declaraciones de Amos Luzato, un eminente traductor de las antiguas escrituras, arrojan luz sobre la auténtica historia que se ha ocultado en el Antiguo Testamento de la Biblia. En una convención de psicoanalistas en la Universidad de Venecia en diciembre de 2009, Luzato reveló la discrepancia entre lo que los terapeutas freudianos discutían y lo que se encuentra en la Biblia. Afirmó: "Su análisis es acertado, pero lo que están debatiendo no se halla en la Biblia". Luzato desveló que la noción de pecado, tal como la entiende la Biblia, difiere de la realidad. En las traducciones hebreas, se identificaron grafemas ausentes que alteraron la interpretación original, obviando distinciones significativas.
Después de que Adán y Eva eligieran la independencia, los Enlilitas, comandados por Enlil (adaptado posteriormente como Yahweh), dictaron un veredicto. Les dijeron: "Han hecho su elección, y como consecuencia, serán desterrados del Edén, donde fueron mantenidos como si fueran mascotas". No obstante, los Enkitas, liderados por Enki, quienes apoyaron la elección de Adán y Eva, creían que era lo mejor para la humanidad. Enki intervino con una perspectiva distinta para traer felicidad a la humanidad. Sin embargo, el conflicto surgió entre los vigilantes, identificados con Enlil, quien se opuso a la decisión de Enki. Les dijo: "Han hecho su elección y, por lo tanto, deben abandonar el Edén. Pero deben entender que fuera de aquí experimentarán las consecuencias", un veredicto pox eventum, como si alguien les dijera: 'Si desean la libertad, aténganse a las consecuencias'.
Luzato subrayó: "Dios el Creador no condena a nadie, es el ser humano quien, en libertad, elige lo que quiere experimentar en la vida. En esta ocasión, eligieron no someterse a Enlil y su grupo. Antes de esta situación, la humanidad era manejada como mascota, pero a partir de entonces, la nueva especie se volvió autosuficiente, y por eso debían vivir fuera de este territorio. A partir de ahora, tendrán que procurarse su propia comida". A Eva le dijeron: "Portar vida en tu vientre traerá dolor, pero no serás condenada, solo entenderás. Ustedes experimentarán las consecuencias de su elección".
La diferencia entre esta versión y la representación de un Dios condenador y castigador llamado Yahweh, como se presenta en la Biblia, es sorprendente. Todo se basa en dos palabras cruciales: "ya" y "ar". La primera, un verbo hebreo, traduce "tener conocimiento" de las consecuencias de la elección, y la segunda, "ar", usada para expresar "malo" o "mal", no guarda relación con la ética, sino que se refiere a la patología del cuerpo humano. Los Elohim les advirtieron a Adán y Eva que, fuera del Edén, experimentarían malestar, principalmente cuando sintieran hambre y tuvieran que buscar su propia comida.
Así, nosotros, sus descendientes, no sufrimos las consecuencias de una condena divina, sino más bien afrontamos las responsabilidades de nuestras elecciones. Como mencionó Luzato, no somos condenados por Dios, sino que debemos afrontar las consecuencias de nuestras acciones.
En paralelo, encontramos en las mismas traducciones del Vaticano la confirmación de que la Biblia refleja los contenidos de las antiguas tablillas sumerias, con referencias a los Anunnakis, a Enki, a Enlil, a naves y a clonación. Esto deja entrever que, durante mucho tiempo, vivimos en la ignorancia, aceptando pasivamente lo que se nos imponía.
La Biblia, en su esencia, se conforma con una amalgama de medias verdades, mentiras solapadas y tergiversaciones. Nuestro argumento sostiene que no fue simplemente un error de traducción lo que condujo a esta situación.
Por tanto, no podemos permanecer impasibles ante líderes e instituciones que mantienen un silencio cómplice. Mientras continúan lucrando con estas falacias, la mayoría de las personas permanecen indiferentes, y el mundo persiste en su curso, sumido en la oscuridad. La multitud se somete a ritos, rezos y cánticos, contribuyendo a mantener las mentiras que esos líderes perpetúan. Nuestra intención no es la de adversarios, ni nos alzamos en contra de Dios. Por el contrario, creemos en el Creador y su manifestación en cada ser humano. Lo que desvelamos son las mentiras que nos han ocultado durante milenios, con la esperanza de que la humanidad despierte y conozca la verdad que ha permanecido oculta en nuestra historia y en nuestro presente, a fin de avanzar hacia un futuro más esclarecedor.