Los enigmas que rodean a la cultura Maya siguen cautivando a expertos y a millones de seguidores de las civilizaciones prehispánicas. Una vasta cantidad de conocimiento sobre este pueblo avanzado yace irremediablemente perdida. Otra parte significativa descansa oculta en la densa selva que abarca México, Guatemala y otros territorios centroamericanos influenciados por los Mayas.
Se espera ansiosamente que estos hallazgos arrojen luz sobre los numerosos misterios aún sin resolver. Los Mayas se asentaron en una región de aproximadamente 300 mil kilómetros cuadrados, y fueron la encarnación más cercana, en la América precolombina, a las ciudades estadounidenses contemporáneas. Su dominio abarcó una impresionante perfección en arquitectura, matemáticas, escritura, astronomía y agricultura, cuya excelencia continúa sorprendiendo, aunque se sospecha que lo conocido apenas roza la superficie de su verdadero legado.
¿Por qué se les compara con los griegos en la antigua América? Por sus calendarios de precisión asombrosa, sus intrincados jeroglíficos, la capacidad de predecir fenómenos astronómicos como los eclipses, sus avanzadas matemáticas y un sistema agrícola de alta productividad, los Mayas probablemente representaron la civilización más ilustrada de la América prehispánica. El doctor Simon Martin, curador del Museo Penn de la Universidad de Pensilvania, afirma que "los Mayas construyeron asentamientos suntuosos sin recurrir a la rueda, herramientas metálicas ni animales de carga. Verdaderamente, fueron los griegos de las antiguas tierras americanas, erigiendo una civilización avanzada a pesar de profundas divisiones políticas, con más de 100 reinos compitiendo entre sí".
La influencia cultural Maya se extendió más allá de las fronteras modernas: al norte de Guatemala, hasta la península de Yucatán; al sur, abarcando los extremos occidentales de las actuales repúblicas de Honduras y El Salvador; y al este, hasta Belice. Durante el periodo clásico, los Mayas no estuvieron unificados políticamente, conformando una amalgama de ciudades-estados, equivalentes a Atenas, Esparta, Corinto y otras ciudades griegas.
¿Cómo medían el tiempo y quién les enseñó? Los Mayas desarrollaron uno de los calendarios más precisos y elaborados de la historia. Se presume que adquirieron sus conocimientos calendáricos de los Olmecas, llevándolos a un nivel de maestría incomparable. Su calendario solar es uno de los más exactos jamás concebidos, incluso al compararlo con el estándar Gregoriano utilizado en la actualidad. Esta precisión se logró gracias a observaciones astronómicas meticulosas y a avanzadas matemáticas, que incluían el concepto del cero. Al igual que muchas civilizaciones antiguas, los Mayas mostraban un profundo interés por los cielos y seguían con asombrosa precisión los movimientos de los astros. Calculaban el ciclo solar en 365.242 días, mientras que el cálculo moderno, a pesar del desarrollo científico actual, es de 365.243 días. Asimismo, establecieron el ciclo lunar en 29.538 días, frente a los 29.536 días en la actualidad, y calcularon el ciclo de Venus en 583.92, apenas diferenciándose del valor actual de 583.93 días.
¿Fue una fuerte sequía la causa del colapso Maya? Uno de los grandes enigmas históricos y científicos es por qué, durante el noveno ciclo, los Mayas comenzaron a abandonar sus ciudades y sus dinastías empezaron a desvanecerse. Varias hipótesis, desde guerras hasta invasiones, epidemias y factores ambientales, han intentado explicar este misterio. Aunque se tenía información sobre la decadencia Maya durante un periodo de sequía, faltaban datos precisos sobre la intensidad de esa sequía. Una investigación reciente de la Universidad de Cambridge analizó las capas de lodo en el fondo del lago Chichankanab, a 70 kilómetros de Mérida, Yucatán, concluyendo que entre los años 800 y 1000, durante el declive Maya, las lluvias disminuyeron en promedio en un 50%. Una sequía de gran magnitud durante un largo periodo posiblemente contribuyó al colapso de las civilizaciones Mayas.
¿Por qué abandonaron Tikal? Tikal, en la actual Guatemala, fue uno de los principales asentamientos de la cultura Maya, pero la vida en la ciudad se extinguió en tan solo 100 años. Un estudio multidisciplinario de la Universidad de Cincinnati se propuso desentrañar este misterio. Los primeros resultados de esta investigación sugieren que los depósitos de agua se contaminaron con mercurio, volviendo el líquido no apto para el consumo humano. Un artículo publicado en Nature Scientific Reports expone que la transformación de los reservorios centrales de Tikal, que solían sostener la vida, en fuentes de enfermedades, habría contribuido práctica y simbólicamente al abandono de la ciudad. Según el estudio, los dos depósitos de agua más cercanos al palacio y al templo contenían cantidades tóxicas de mercurio, proveniente de un pigmento utilizado por los Mayas para decorar estructuras, cerámicas y otros objetos. Grandes cantidades de mercurio, junto con trazas de azufre, se filtraron en los depósitos durante las lluvias, envenenando el agua.
¿Han desaparecido los Mayas? A menudo, debido al esplendor que alcanzaron hace más de un milenio, se tiene la impresión de que los Mayas son un pueblo extinto, pero continúan entre nosotros. Al igual que la caída del Imperio Romano de Occidente no significó la desaparición de Roma, la decadencia de las grandes ciudades Mayas, como Chichen Itzá en México y Tikal en Guatemala, no implicó la extinción del pueblo Maya. En Guatemala, cuatro de cada diez habitantes son indígenas Mayas, representando más de seis millones de personas que hablan más de 20 dialectos derivados del Maya original. La península de Yucatán y el sur de México también albergan comunidades predominantemente Mayas, más de mil años después del declive de su cultura y más de 500 años después de la conquista española. Estos indígenas Mayas conservan sus tradiciones, estilo de vida, idiomas y vestimenta.
Los Mayas desarrollaron su concepto del cero siete siglos después que los Babilonios. Aunque el cero surgió en las matemáticas Babilónicas en el siglo III antes de Cristo, los Mayas desarrollaron su propia noción de este signo numérico de manera independiente, según se presume, ya que no existen evidencias de intercambio cultural hasta el descubrimiento de América, seis siglos después del declive Maya. Se estima que los Mayas incorporaron el cero en el siglo IV, aproximadamente 700 años después de su aparición en Babilonia. El calendario Maya de cuenta larga se fundamenta en el cero como valor posicional, a menudo representado con un símbolo en forma de concha. Dado que su sistema numérico se basa en factores de 20, sus números se componen en unidades de 1, 20, 400, y así sucesivamente. Por ejemplo, para escribir el número 4002, los Mayas usaban una unidad de 400, ninguna unidad de 20 y dos unidades de 1, incorporando así el concepto del cero en sus cálculos.
Es probable que lo que desconocemos sobre los Mayas supere lo que realmente conocemos. Aunque sitios arqueológicos importantes como Chichen Itzá y Palenque han sido extensamente excavados, muchos otros permanecen parcial o totalmente sepultados. Tikal, en Guatemala, alberga montículos que posiblemente ocultan estructuras relevantes como templos y palacios. La excavación arqueológica es un proceso lento y costoso, incluso en México, el país con mayor influencia Maya, el desentierro de estos tesoros no se realiza a un ritmo vertiginoso.
Los Mayas eran ávidos usuarios de baños de vapor. Estos antiguos pobladores disfrutaban y se relajaban en saunas de piedra, conocidas como "temazcales", ubicadas en Yucatán y otras regiones de México, así como en Guatemala. Sus asentamientos contaban con estas saunas de piedra y adobe, destinadas a la salud física, mental y espiritual. El agua se vaporizaba mediante piedras calentadas con fuego de leña, y se enriquecía con hojas de sauco. Un voluntario del Cuerpo de Paz de Estados Unidos en Guatemala describió gráficamente el baño de vapor Maya en su blog: "Después de un tiempo, notarás que estás sudando y que una capa de impurezas, lo que ellos llaman grasa, parece elevarse de tu piel y de tu mente".
La región Maya es geológicamente activa. Guatemala, parte de la región Maya, se encuentra atravesada por una cadena de volcanes, varios de ellos en actividad. Desde la ciudad de Antigua Guatemala, se puede observar el volcán de Fuego, situado en el centro-sur del país, considerado el más activo de Centroamérica y uno de los más volcánicamente activos del mundo. Durante la noche, las emanaciones de lava ardiente son impresionantes desde esta montaña cuya cumbre alcanza los 3.363 metros sobre el nivel del mar. El volcán Pacaya, ubicado en el departamento de Escuintla, al sur de Guatemala, se reactivó en 1996 y desde entonces ha estado expulsando humo y lava. Los guías turísticos llegan a encender sus cigarrillos con la lava y el suelo alcanza temperaturas que derriten las suelas de los zapatos.
Los Mayas dejaron una huella indeleble en el deporte y la astronomía, dos áreas fascinantes de su rica cultura.
En los escenarios de los antiguos Mayas, la sangre fluía en encuentros deportivos únicos. La mayoría de las ciudades Mayas albergaban canchas para el juego de pelota, donde dos equipos competían en encuentros a menudo sangrientos. La victoria era un honor divino, un premio otorgado por los dioses. Se usaba una pelota del tamaño de un balón de fútbol, y algunos estudiosos sugieren que, para aumentar su peso, a veces llevaba un cráneo humano en su interior. Sin embargo, las más comunes eran de goma dura, fabricadas con látex extraído del árbol del caucho. Aunque los jugadores aportaban su cuota de sangre por las heridas, los verdaderos espectáculos sangrientos ocurrían con los sacrificios humanos al final de los juegos, donde a menudo las víctimas eran prisioneros de guerra reservados para este propósito.
Las pirámides Mayas eran más que simples estructuras; reflejaban eventos astronómicos. Edificaciones impresionantes como la pirámide del castillo o el templo de Kukulcán en Chichen Itzá simbolizaban estos eventos celestiales. Durante los equinoccios, la sombra que se proyectaba a lo largo de la escalinata norte de la pirámide formaba una imagen ondulada: la serpiente emplumada, una de las divinidades más importantes en las mitologías mesoamericanas. Esto se debía a la posición del sol en relación con la estructura de la pirámide. Además, el Caracol en Chichen Itzá servía como observatorio astronómico, con su escalera frontal apuntando hacia Venus, mientras que las esquinas de la estructura se alineaban con el sol durante los solsticios.
Durante siglos, el mundo Maya permaneció oculto hasta que los arqueólogos redescubrieron sus testimonios físicos en el siglo XIX. Los primeros hallazgos abrieron paso a una ola de descubrimientos, impulsados muchas veces por instituciones fascinadas con estas revelaciones. Estos esfuerzos fueron respaldados en su mayoría por museos y organizaciones extranjeras, ya que los gobiernos locales no estaban dispuestos a arriesgar fondos en estas investigaciones. En Copán, Honduras, se especula que surgió el calendario ritual mesoamericano de 260 días. Aunque las excavaciones en Copán se han intensificado desde la década de 1930, aún persisten muchos misterios sin resolver sobre esta civilización.
La escritura Maya era un sistema complejo basado en glifos, uno de los más avanzados en el continente americano en su tiempo. Este sistema, aunque accesible solo para una élite alfabetizada, permitió a los Mayas registrar sus conocimientos e historias rituales en libros llamados códices. Sin embargo, se cree que la mayoría de estos códices fueron destruidos durante la conquista española, y solo unos pocos sobrevivieron, como los códices de Dresde, Madrid, París y México.
A través de sus observatorios astronómicos, los Mayas realizaban meticulosas observaciones de cuerpos celestes, como el sol, la luna y Venus. Estos observatorios estaban alineados con solsticios y equinoccios y se debate si la información registrada tenía algún uso práctico cotidiano, como el planeamiento agrícola.
Los Mayas adoraban a un panteón de dioses, entre los cuales Kukulcán era uno de los más importantes, relacionado con varios aspectos de la naturaleza y la vida. Otras deidades relevantes incluían a Itzamaná, Xxéle, Apuch y Pulo que Chaptana. También reverenciaban a sus antepasados, creyendo que los muertos actuaban como intermediarios ante los dioses.
La construcción de monumentos imponentes plantea un enigma: ¿cómo movían grandes tonelajes de rocas sin ruedas ni animales de carga? No se encuentran rastros de los sistemas de transporte utilizados por esta civilización.
Los sacrificios humanos, reservados especialmente para prisioneros de guerra, eran considerados ofrendas significativas. Los prisioneros de alto rango eran sacrificados, mientras que aquellos de rango menor a menudo se utilizaban como mano de obra.
Estudios recientes han revelado que la población Maya podría haber sido mucho mayor de lo que se creía. La tecnología LIDAR ha identificado unas 60,000 estructuras ocultas en la jungla de Guatemala, sugiriendo una población de al menos 11 millones de personas en tierras centrales.
Los Mayas eran expertos agricultores y tenían una ingeniería hidráulica avanzada. Descubrimientos recientes han mostrado evidencia de sus técnicas agrícolas, incluyendo terrazas y canales para el manejo del agua, demostrando su capacidad para enfrentar cambios climáticos.
Además de su destreza en la agricultura, los Mayas construyeron fortalezas militares y practicaban una sofisticada guerra. Se han encontrado evidencias de infraestructuras militares y depósitos de municiones, desmintiendo la idea de que su arte de la guerra se limitaba a rituales.
En Tikal, se han descubierto nuevas pirámides que anteriormente se creían ser naturales, abriendo la posibilidad de que existan más estructuras no identificadas.
Estos descubrimientos continúan revelando aspectos desconocidos de la élite Maya, incluyendo figuras de importancia, que podrían haber estado involucradas en alianzas entre ciudades.
A pesar del tiempo transcurrido desde su decadencia, la cultura Maya continúa intrigando. La selva centroamericana aún guarda secretos sobre esta grandiosa civilización, y esperamos que algún día se revelen.