El miedo a la libertad

Erich Fromm, psicoanalista y sociólogo alemán, escribió El miedo a la libertad (1941) en un contexto histórico marcado por los totalitarismos, el ascenso del nazismo y el colapso de las democracias liberales en Europa. Esta obra, también conocida en inglés como Escape from Freedom (Escapar de la Libertad), explora los profundos conflictos psicológicos y sociológicos que emergen de la lucha entre el deseo de libertad individual y el miedo inherente que ésta conlleva. A lo largo del texto, Fromm busca responder a una pregunta fundamental: ¿por qué, a pesar del deseo de ser libres, los seres humanos a menudo se someten a regímenes autoritarios?

Contexto histórico y personal de Fromm

Erich Fromm (1900-1980) fue una figura destacada de la Escuela de Frankfurt y un pensador interdisciplinario que fusionó el psicoanálisis freudiano con el marxismo humanista. En El miedo a la libertad, Fromm se inspira en la obra de Karl Marx, Sigmund Freud y Max Weber para analizar la evolución de la sociedad moderna y el impacto que el desarrollo del capitalismo ha tenido en la psicología individual y colectiva. El libro fue escrito mientras Fromm estaba exiliado en Estados Unidos, después de haber huido de la Alemania nazi, lo que subraya la influencia de la crisis social y política europea en su pensamiento.

Tesis central del libro

Fromm argumenta que la libertad, lejos de ser una condición únicamente deseada, genera una profunda ambivalencia en el ser humano. Si bien la libertad es esencial para el desarrollo de una identidad auténtica, también conlleva una carga insoportable de incertidumbre, responsabilidad y aislamiento. Este miedo a la libertad, según Fromm, es una de las principales razones por las que los individuos buscan refugio en formas autoritarias de control, ya sea a través de líderes dictatoriales, la conformidad social o la sumisión a ideologías totalitarias.

En esencia, Fromm sostiene que el desarrollo histórico de la libertad en la sociedad moderna, que comenzó con el Renacimiento y la Reforma Protestante, liberó al individuo de las estructuras tradicionales, como la Iglesia y el sistema feudal, pero también lo dejó expuesto a una angustia existencial sin precedentes. Al quedar liberado de las certezas religiosas y de la pertenencia a una comunidad estrictamente jerárquica, el ser humano se enfrenta a la soledad y al vacío existencial. Esta paradoja es la que Fromm denomina "el miedo a la libertad".

La evolución histórica de la libertad

Fromm divide su análisis en varias etapas históricas clave que ayudan a explicar el surgimiento de este conflicto psicológico. En la Edad Media, sostiene, la vida de los individuos estaba firmemente integrada en un orden social y religioso que ofrecía certezas, aunque a costa de una severa restricción de la libertad individual. La existencia estaba predeterminada por las jerarquías sociales, y el sentido de identidad de una persona se derivaba de su pertenencia a una clase o una función dentro de la sociedad.

Con la llegada del Renacimiento y la Reforma Protestante, esta estructura comenzó a desmoronarse. La expansión del capitalismo temprano, la aparición de nuevas clases sociales y el surgimiento del individualismo rompieron con las formas tradicionales de organización social. El protestantismo, en particular, promovió una ética basada en la responsabilidad individual frente a Dios, despojando a las personas de la protección que ofrecían las instituciones religiosas y sociales. Según Fromm, este cambio trajo consigo un nuevo tipo de libertad, pero también el aislamiento y la sensación de desarraigo.

El papel del capitalismo

El desarrollo del capitalismo moderno es una pieza central en el análisis de Fromm. Con la expansión de los mercados, el progreso tecnológico y la urbanización, el individuo moderno ganó un nivel sin precedentes de libertad económica y social. Sin embargo, Fromm argumenta que esta nueva libertad vino acompañada de una creciente alienación. En el sistema capitalista, las relaciones humanas comenzaron a medirse en términos de valor de intercambio, lo que condujo a una mercantilización del ser humano y a la pérdida de su sentido de pertenencia. El individuo, ahora despojado de las antiguas certezas y vínculos comunitarios, se ve abrumado por un mundo que percibe como hostil y alienante.

Fromm señala que esta alienación es uno de los principales motores del "escape de la libertad". Incapaces de soportar la ansiedad y la incertidumbre de la autonomía, los individuos buscan formas de evitar su responsabilidad personal y delegan su poder en líderes autoritarios o se conforman con roles sociales predefinidos. De esta manera, Fromm explica el ascenso del fascismo y del nazismo en el siglo XX: sistemas que ofrecen seguridad y pertenencia a cambio de la renuncia a la libertad y la individualidad.

Mecanismos de escape

En El miedo a la libertad, Fromm identifica tres principales mecanismos de escape que las personas emplean para evitar la carga psicológica de la libertad:

  1. Autoritarismo: Implica la tendencia a someterse a una autoridad externa o a ejercer poder sobre otros. Este fenómeno es central en la dinámica de las sociedades totalitarias, en las que los individuos transfieren su autonomía a un líder que ofrece seguridad y orden. Fromm menciona el caso de Hitler como un ejemplo paradigmático de cómo el autoritarismo surge en tiempos de incertidumbre social y económica.
  2. Destructividad: Para Fromm, la destructividad es una respuesta extrema al aislamiento y la impotencia. Las personas que se sienten incapaces de controlar su vida tienden a destruir lo que les rodea como un modo de afirmar su poder y relevancia. En este sentido, la violencia y la agresión son vistas como una forma de liberar la angustia causada por la falta de libertad.
  3. Conformidad automática: Este es quizás el mecanismo más sutil y común. La conformidad implica la adopción de las normas, valores y expectativas sociales para evitar la angustia de ser diferente o de enfrentarse a la responsabilidad de decidir por uno mismo. En una sociedad de masas, los individuos se amoldan a las expectativas colectivas, sacrificando su autenticidad y libertad a cambio de la aceptación social.

La libertad positiva

A pesar del diagnóstico pesimista que Fromm ofrece sobre la sociedad moderna, el autor no considera que el miedo a la libertad sea una condición insuperable. En la parte final del libro, introduce el concepto de "libertad positiva", que implica no solo la liberación de las restricciones externas, sino también la capacidad de ser plenamente uno mismo. Fromm propone que la verdadera libertad radica en la capacidad de los individuos para vivir de manera auténtica y creativa, en armonía con los demás y con el entorno. Esta libertad positiva se basa en el amor, la solidaridad y la autorrealización, en contraposición a la sumisión y la conformidad.

Fromm sugiere que para superar el miedo a la libertad, los seres humanos deben desarrollar su capacidad de pensamiento crítico y su conciencia ética. Es en la interacción genuina con los demás, en el compromiso activo con la comunidad y en la expresión de la creatividad individual donde se encuentra la clave para resolver el dilema de la libertad. Solo cuando el individuo logra ser auténtico y encontrar un sentido de pertenencia no alienante puede escapar de la tentación de la sumisión autoritaria.

Conclusión: El legado de Fromm y su relevancia contemporánea

El miedo a la libertad es una obra que trasciende su contexto histórico y sigue siendo relevante en el mundo actual. En una era caracterizada por la globalización, el auge de los populismos y la creciente desigualdad económica, las reflexiones de Fromm sobre la alienación, el autoritarismo y la conformidad continúan siendo pertinentes. Su análisis psicológico y sociológico ofrece una explicación profunda de por qué, en tiempos de crisis, las personas buscan refugio en líderes autoritarios y sistemas que prometen seguridad a expensas de la libertad individual.

La obra de Fromm es también un llamado a la responsabilidad personal y colectiva. Nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos las tensiones entre libertad y seguridad, y nos desafía a crear sociedades donde los individuos puedan desarrollarse de manera plena y auténtica. En última instancia, El miedo a la libertad es una obra que nos recuerda que la verdadera libertad no consiste en escapar de la responsabilidad, sino en asumirla con creatividad, amor y solidaridad.